Esta nueva realidad organizativa se enmarca dentro de un movimiento de familias con más de 40 años de trayectoria y con unos principios y valores que se constituyen en señas de identidad irrenunciables también para la Fundación. Ella tiene encomendado gestionar toda la red de centros y servicios de sus Asociaciones promotoras y hacerlo en términos de eficiencia y profesionalidad, aportando mayor estabilidad institucional al proyecto social que representa y preservando el legado que recibe de cara a un futuro incierto, más complejo y más competitivo.
En este contexto se sitúa el compromiso de hacer de la Fundación un referente en la gestión de Servicios Sociales en Castilla y León, y en concreto, en lo que atañe a la atención de personas con discapacidad y sus familias.
Igualmente cabe decir que las Asociaciones permanecen y seguirán estando aquí; trabajando en la defensa y promoción de nuevos derechos para el colectivo, acogiendo a las familias y participando conjuntamente en el gobierno de su Fundación.